
El sistema, para algunos adultos, seguramente será un poco irritante pero seguro que los chicos lo manejarán con rapidez. ¿Qué puede aportar esta visita? En principio es muy simpático estar ¨parado¨ frente al museo y ver la calle tan típica donde se levanta, pero por sobre todo permite descubrir uno de los elementos que no percibimos al ver láminas o fotos de los cuadros: el tamaño de la obra.
Quedará pendiente la textura y la emoción que provoca el contacto con la pincelada única de nuestro incomprendido Vincent pero aún así este paseo vale la pena.
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